A 47 años del golpe genocida

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Compartimos el Documento del 24 de marzo de 2023, redactado y acordado por todas las organizaciones de Derechos Humanos 

1976 es y será recordado como el año donde se produce el quiebre institucional que dio paso a la última dictadura cívico-militar, con la que derrocaron a una democracia restringida y débil, con una economía en crisis, y con medidas recesivas para los trabajadores.

Un gobierno que había recurrido a una represión estatal y parapolicial, la “triple A”, como forma de frenar el avance de las organizaciones populares y revolucionarias. Organizaciones que tenían como objetivo final, con algunas variantes, el socialismo y con diferentes formas de luchas: asambleas, coordinadoras obreras, paros, movilizaciones, organizaciones armadas, pero todas apostaban al triunfo de la Revolución desde donde construir una sociedad sin explotados ni explotadores, solidaria, justa y totalmente libre.

El 24 de marzo, los enemigos de siempre, los grandes dueños de la tierra, los monopolios mayormente extranjeros, los bancos y financieras, los partidos y los medios de la derecha, derrocaron al gobierno para acabar a sangre y fuego todo lo que el pueblo había avanzado en esos últimos años. Habilitaron las desapariciones, los vuelos de la muerte, los asesinatos, los centros clandestinos de desaparición, la tortura, y el robo de niños y niñas, con las formas más siniestras de represión que les garantizara el necesario terror para imponer un plan económico de hambre y exclusión para las grandes mayorías.

Igual suerte sufrieron muchos pueblos hermanos de la Patria Grande. Ese plan sistemático de destrucción para todos nuestros países se conoció como Plan Cóndor; los asesinos compartían datos y pactaron muertes en conjunto.

Resistir, entonces fue la consigna.

Lo fue en los campos de concentración donde 30 mil de las nuestras y los nuestros dieron ejemplo de dignidad, de convicción, de coraje y se volvieron la bandera que nos guía y la semilla que renace eternamente.

Lo fue en las cárceles donde alojaron a miles de hombres y mujeres en lúgubres barracas o en solitarios calabozos como forma de destrucción. Pero la solidaridad, la creatividad y el humor ganaron la partida y a la locura le opusieron sueños, que hicieron fuerte la hermandad y el compromiso militante.

Otros y otras miles fueron asesinados y asesinadas en las calles, en las plazas, en sus casas bajo bombardeos, muchos de ellos y ellas junto a sus hijos e hijas pequeñas, sin posibilidades de defensa. No siempre se recuerdan sus nombres. No siempre hay un homenaje.

Resistieron las madres con su pañuelo blanco, rondando para que el mundo las viera, al inicio pidiendo por la aparición con vida de sus hijos e hijas y luego por el juicio y castigo a los culpables. Pero siempre reivindicando la lucha de sus hijos e hijas, sin buscar conveniencias personales, o correlaciones de fuerza.

Algunas de ellas emprendieron otra batalla con visión de futuro. Aquellas que sabían que sus hijas fueron secuestradas embarazadas, comenzaron la búsqueda de quienes habían nacido en cautiverio y fueron apropiados o apropiadas. Porque es un derecho primario saber tu origen, y ellas estaban determinadas a restituirles la identidad e historia. Fueron un faro que echó luz no sólo en nuestra historia, sino al mundo entero.

Resistieron los familiares y los organismos de Derechos Humanos, recorriendo cárceles, tolerando requisas vejatorias y humillaciones de todo tipo. Soportando engaños, robos de propiedades y represalias.

Otros y otras miles tuvieron que migrar, algunos y algunas dentro de los límites nacionales, modificando oficios, esquivando peligros, y sin poder expresar sus opiniones. Otros y otras, muy lejos de su patria, y a veces esa lejanía tenía idiomas y costumbres diferentes, y un cielo de distancia.

Estas resistencias y un pueblo que salió a luchar contra la dictadura sangrienta, desde los primeros días con las huelgas de ferroviarios y Luz y Fuerza hasta el paro nacional de 1982. Por último aquella aventura bélica de Malvinas, con la que los genocidas trataron de lavar sus atrocidades, los mostró ante la sociedad tal cual como eran y empujados por las luchas y la movilización popular retrocedieron y recuperamos la democracia.

En el largo camino que nos separa de aquella conquista, hubo pactos de gobernabilidad y traiciones que posibilitaron entregas patrimoniales y de soberanía, alejando al Estado de su pueblo. Hubo hiperinflación, leyes de impunidad, indulto. Se incrementó la deuda externa, se destruyó la industria nacional, hubo desocupación, hambre, se degradó la política y el neoliberalismo quedó instalado.

Cuando en 2001 el pueblo gritó que se vayan todos, y ganó las calles supimos una vez más de represión y resistencia. Tuvimos 39 compañeros y compañeras asesinados y asesinadas por la represión y la imagen que recorrió el mundo, de las Madres acorraladas por caballos de la policía.

Pero también tuvimos años sin incrementar la deuda externa, con la derogación de las leyes de impunidad y los juicios a los milicos como política de Estado, y con intentos para garantizar en el tiempo los derechos y demandas del pueblo trabajador. Con empleo, fábricas abiertas y con movimientos sociales, de género, de diversidad y ambientales que no cesan de crecer y organizarse.

En el 2015, la derecha que detenta el poder desde la sombra se presentó a elecciones y las ganó. Además de las pérdidas en valores económicos, deinflación, y una deuda externa que dejaría empobrecidas a varias generaciones, se intentó destruir la esperanza de avanzar como sociedad a estados con algún tipo de justicia y con una mejor vida para el pueblo.

Pese al intento de anular los derechos obtenidos por la lucha popular, las plazas fueron testigos de masivas movilizaciones que rechazaron vergonzantes 2×1, fueron desbordadas por un pueblo que reafirmaba que Juicio y Castigo no era una mera consigna, se lo había tomado como principio y se estaba dispuesto a exigirlo; también los feminismos ganaron la calle y fortalecieron organizaciones y las disidencias tomaron impulso para volverse grito y orgullo de lucha; el ambiente se volvió protagonista y decididos defensores enseñaron a cuidar la tierra y denunciar ecocidios generando más conciencia, familiares de quienes fueron víctimas de gatillo fácil retomaron caminos de denuncias y pedidos de justicia.

La clase trabajadora y el pueblo lucharon contra la reforma jubilatoria e impidieron que se impusiera la reforma laboral. Los pueblos originarios redoblaron su lucha por la tierra y por su identidad, a pesar de la represión que asesinó a dos hermanos mapuches. Las organizaciones sociales mantuvieron sin descanso sus luchas por tierra, techo y trabajo.

Con la derecha con el poder y en el gobierno, la deuda externa se torna gigantesca y el FMI, una vez más, ancla en el país y dirige los destinos de la Nación.

Así asume el actual gobierno. En ese contexto de desocupación, miseria y deuda heredada, la pandemia avanzaba y la opción por la salud se hizo sentir.

Con organización y contando con personal sanitario capacitado y comprometido, se salvaron muchas vidas y se vacunó a toda la población. Con el FMI manejando la economía, el país transita estos años con un altísimo índice de precarización laboral, desocupación, trabajadores y trabajadoras sin derechos y con bajos ingresos, inflación, descontrol del dólar, pobreza y marginalidad. La deuda es con el pueblo, no con el FMI.

El Poder Judicial de la Nación, acorde a los tiempos, acompaña las posturas que desde la derecha se impulsan dejando de forma clara y sin dudas que cumplen las órdenes que emanan desde Juntos por el Cambio, como lo han hecho desde siempre, ya que aseguran los privilegios de los poderosos. Por eso esa estructura casi monárquica y con cargos hereditarios.

El Poder Judicial juega sus cartas persiguiendo y criminalizando a militantes que cuestionan el poder real, tal es el caso de integrantes de la comunidad mapuche que defienden su territorio, Milagro Sala, y todas las organizaciones populares y sociales que defienden los intereses del pueblo.

Al mejor estilo de persecución judicial, como la sufrieran Lula, Lugo, Dilma y otros dirigentes del campo popular latinoamericano persiguen también a Cristina Fernández de Kirchner. Antes de la sentencia y en una manifestación popular, se produce el atentado a la Vice Presidenta de la Nación, conmocionando al país. Sin embargo, el juicio y las investigaciones no se condicen con su gravedad política e institucional, son acordes a las necesidades del poder. En cambio, piden la cárcel y la proscripción, figura de inhibición política inadmisible en cualquier democracia.

En nuestra provincia, parte del Poder Judicial y lo peor de la política persiguen a varios ex funcionarios del Ministerio de Seguridad, entre ellos Nadia Schujman, militante de Hijos y querellante en los juicios de lesa humanidad. Sin haber aportado prueba alguna, se los acusa de espionaje ilegal. Intentan ocultar lo que desde su función en el Ministerio estos compañeros estaban investigando: un entramado mafioso que tiene vínculos con sectores de la policía, la política y el Poder Judicial.

Bandas narcopoliciales balean y asesinan a diario a vecinos y vecinas de nuestros barrios populares. Como por ejemplo, el caso de Jimi Altamirano, asesinado por las mafias y el de Maxi Jerez de 11 años de vida, baleado junto a tres niños más, en el barrio Los Pumitas. Su familia y toda la comunidad reaccionaron valientemente pidiendo justicia por Maxi y por todos.

La violencia en nuestras barriadas tiene como caldo de cultivo la pobreza y la desocupación. No se la puede enfrentar militarizando, como ha quedado demostrado infinidad de veces. Se necesita resolver la miseria y darle un futuro a nuestros pibes y pibas con políticas públicas, sociales e inclusivas. Y desmantelar las bandas narcopoliciales y enfrentar el narcotráfico y el narcolavado por el cual un puñado de grupos y financieras se enriquecen sin medida con la sangre de nuestros pibes y pibas y la inseguridad de todos y todas.

La derecha muestra hoy su cara más reaccionaria en nuestro país con los Milei, Macri, Bullrich, etc. Ya ha aparecido la cara del golpismo fascista en Perú. Y lo han intentado en Bolivia y Brasil.

Y llegamos entonces en este ejercicio de memoria a este presente con enormes desafíos para superar la desigualdad, la exclusión de miles, la marginación y la pobreza. Nos encuentra luchando en las urnas y en las calles determinados a construir una democracia verdadera al servicio de las mayorías, desde donde:

– Democratizar un Poder Judicial amañado, patriarcal y corrupto.

– Defender la soberanía nacional, las riquezas de la tierra, los recursos naturales, los ríos, los lagos, los puertos y fronteras. Derogación del Decreto N° 949/20.

– Redoblar la lucha y esfuerzos para lograr la recuperación de la soberanía argentina de las islas Malvinas y del Atlántico Sur. Sin olvidar jamás expresar el reconocimiento al coraje de los jóvenes soldados Y que se continúen investigando los delitos que cometieron los represores contra los conscriptos y combatientes en Malvinas, delitos que son considerados de lesa humanidad.

– Ampliando los derechos y defendiendo los conseguidos, que nos garanticen vivienda, trabajo, salud, educación y cultura para todos.

– Demandamos investigaciones a fondo, juicios y condenas de los casos de violencia institucional de nuestra ciudad. Exigimos condenas ejemplares para los policías que están siendo juzgados por la desaparición forzada seguida de muerte de Franco Casco.

– Defender el ambiente de todas las prácticas que envenenan alimentos y aguas y vuelven yerma la tierra.

– Sentencia firme y efectiva para todos los condenados en Argentina por delitos de lesa humanidad. Exigimos la aceleración de las causas por crímenes del terrorismo de Estado, aún pendientes.

– Reclamamos la Ley de reparación histórica pos dictadura para travestis y trans. Lo hacemos con la fuerza que nos dan los 30.000 desaparecidos y desaparecidas. Con la fuerza de nuestro pueblo, con la rebeldía de las mujeres y diversidades y la combatividad de los pueblos originarios.

En este 24 de marzo reafirmamos el compromiso y la determinación a enfrentarlos y derrotarlos. Unidos y unidas a la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos que han conseguido avanzar en las elecciones y sobre todo en las luchas contra la dependencia de sus naciones y la injusticia social.

Desde abajo y colectivamente, los trabajadores y trabajadoras y el pueblo encontraremos los caminos que nos llevarán a la construcción de aquella sociedad soñada por nuestros desaparecidos y desaparecidas.

Unidos no podrán derrotarnos.

Marchamos por la memoria y luchamos por el futuro. Los 30 mil nos convocanhoy y siempre.

30 mil compañeros PRESENTES.

1976 es y será recordado como el año donde se produce el quiebre institucional que dio paso a la última dictadura cívico-militar, con la que derrocaron a una democracia restringida y débil, con una economía en crisis, y con medidas recesivas para los trabajadores.

Un gobierno que había recurrido a una represión estatal y parapolicial, la “triple A”, como forma de frenar el avance de las organizaciones populares y revolucionarias. Organizaciones que tenían como objetivo final, con algunas variantes, el socialismo y con diferentes formas de luchas: asambleas, coordinadoras obreras, paros, movilizaciones, organizaciones armadas, pero todas apostaban al triunfo de la Revolución desde donde construir una sociedad sin explotados ni explotadores, solidaria, justa y totalmente libre.

El 24 de marzo, los enemigos de siempre, los grandes dueños de la tierra, los monopolios mayormente extranjeros, los bancos y financieras, los partidos y los medios de la derecha, derrocaron al gobierno para acabar a sangre y fuego todo lo que el pueblo había avanzado en esos últimos años. Habilitaron las desapariciones, los vuelos de la muerte, los asesinatos, los centros clandestinos de desaparición, la tortura, y el robo de niños y niñas, con las formas más siniestras de represión que les garantizara el necesario terror para imponer un plan económico de hambre y exclusión para las grandes mayorías.

Igual suerte sufrieron muchos pueblos hermanos de la Patria Grande. Ese plan sistemático de destrucción para todos nuestros países se conoció como Plan Cóndor; los asesinos compartían datos y pactaron muertes en conjunto.

Resistir, entonces fue la consigna.

Lo fue en los campos de concentración donde 30 mil de las nuestras y los nuestros dieron ejemplo de dignidad, de convicción, de coraje y se volvieron la bandera que nos guía y la semilla que renace eternamente.

Lo fue en las cárceles donde alojaron a miles de hombres y mujeres en lúgubres barracas o en solitarios calabozos como forma de destrucción. Pero la solidaridad, la creatividad y el humor ganaron la partida y a la locura le opusieron sueños, que hicieron fuerte la hermandad y el compromiso militante.

Otros y otras miles fueron asesinados y asesinadas en las calles, en las plazas, en sus casas bajo bombardeos, muchos de ellos y ellas junto a sus hijos e hijas pequeñas, sin posibilidades de defensa. No siempre se recuerdan sus nombres. No siempre hay un homenaje.

Resistieron las madres con su pañuelo blanco, rondando para que el mundo las viera, al inicio pidiendo por la aparición con vida de sus hijos e hijas y luego por el juicio y castigo a los culpables. Pero siempre reivindicando la lucha de sus hijos e hijas, sin buscar conveniencias personales, o correlaciones de fuerza.

Algunas de ellas emprendieron otra batalla con visión de futuro. Aquellas que sabían que sus hijas fueron secuestradas embarazadas, comenzaron la búsqueda de quienes habían nacido en cautiverio y fueron apropiados o apropiadas. Porque es un derecho primario saber tu origen, y ellas estaban determinadas a restituirles la identidad e historia. Fueron un faro que echó luz no sólo en nuestra historia, sino al mundo entero.

Resistieron los familiares y los organismos de Derechos Humanos, recorriendo cárceles, tolerando requisas vejatorias y humillaciones de todo tipo. Soportando engaños, robos de propiedades y represalias.

Otros y otras miles tuvieron que migrar, algunos y algunas dentro de los límites nacionales, modificando oficios, esquivando peligros, y sin poder expresar sus opiniones. Otros y otras, muy lejos de su patria, y a veces esa lejanía tenía idiomas y costumbres diferentes, y un cielo de distancia.

Estas resistencias y un pueblo que salió a luchar contra la dictadura sangrienta, desde los primeros días con las huelgas de ferroviarios y Luz y Fuerza hasta el paro nacional de 1982. Por último aquella aventura bélica de Malvinas, con la que los genocidas trataron de lavar sus atrocidades, los mostró ante la sociedad tal cual como eran y empujados por las luchas y la movilización popular retrocedieron y recuperamos la democracia.

En el largo camino que nos separa de aquella conquista, hubo pactos de gobernabilidad y traiciones que posibilitaron entregas patrimoniales y de soberanía, alejando al Estado de su pueblo. Hubo hiperinflación, leyes de impunidad, indulto. Se incrementó la deuda externa, se destruyó la industria nacional, hubo desocupación, hambre, se degradó la política y el neoliberalismo quedó instalado.

Cuando en 2001 el pueblo gritó que se vayan todos, y ganó las calles supimos una vez más de represión y resistencia. Tuvimos 39 compañeros y compañeras asesinados y asesinadas por la represión y la imagen que recorrió el mundo, de las Madres acorraladas por caballos de la policía.

Pero también tuvimos años sin incrementar la deuda externa, con la derogación de las leyes de impunidad y los juicios a los milicos como política de Estado, y con intentos para garantizar en el tiempo los derechos y demandas del pueblo trabajador. Con empleo, fábricas abiertas y con movimientos sociales, de género, de diversidad y ambientales que no cesan de crecer y organizarse.

En el 2015, la derecha que detenta el poder desde la sombra se presentó a elecciones y las ganó. Además de las pérdidas en valores económicos, deinflación, y una deuda externa que dejaría empobrecidas a varias generaciones, se intentó destruir la esperanza de avanzar como sociedad a estados con algún tipo de justicia y con una mejor vida para el pueblo.

Pese al intento de anular los derechos obtenidos por la lucha popular, las plazas fueron testigos de masivas movilizaciones que rechazaron vergonzantes 2×1, fueron desbordadas por un pueblo que reafirmaba que Juicio y Castigo no era una mera consigna, se lo había tomado como principio y se estaba dispuesto a exigirlo; también los feminismos ganaron la calle y fortalecieron organizaciones y las disidencias tomaron impulso para volverse grito y orgullo de lucha; el ambiente se volvió protagonista y decididos defensores enseñaron a cuidar la tierra y denunciar ecocidios generando más conciencia, familiares de quienes fueron víctimas de gatillo fácil retomaron caminos de denuncias y pedidos de justicia.

La clase trabajadora y el pueblo lucharon contra la reforma jubilatoria e impidieron que se impusiera la reforma laboral. Los pueblos originarios redoblaron su lucha por la tierra y por su identidad, a pesar de la represión que asesinó a dos hermanos mapuches. Las organizaciones sociales mantuvieron sin descanso sus luchas por tierra, techo y trabajo.

Con la derecha con el poder y en el gobierno, la deuda externa se torna gigantesca y el FMI, una vez más, ancla en el país y dirige los destinos de la Nación.

Así asume el actual gobierno. En ese contexto de desocupación, miseria y deuda heredada, la pandemia avanzaba y la opción por la salud se hizo sentir.

Con organización y contando con personal sanitario capacitado y comprometido, se salvaron muchas vidas y se vacunó a toda la población. Con el FMI manejando la economía, el país transita estos años con un altísimo índice de precarización laboral, desocupación, trabajadores y trabajadoras sin derechos y con bajos ingresos, inflación, descontrol del dólar, pobreza y marginalidad. La deuda es con el pueblo, no con el FMI.

El Poder Judicial de la Nación, acorde a los tiempos, acompaña las posturas que desde la derecha se impulsan dejando de forma clara y sin dudas que cumplen las órdenes que emanan desde Juntos por el Cambio, como lo han hecho desde siempre, ya que aseguran los privilegios de los poderosos. Por eso esa estructura casi monárquica y con cargos hereditarios.

El Poder Judicial juega sus cartas persiguiendo y criminalizando a militantes que cuestionan el poder real, tal es el caso de integrantes de la comunidad mapuche que defienden su territorio, Milagro Sala, y todas las organizaciones populares y sociales que defienden los intereses del pueblo.

Al mejor estilo de persecución judicial, como la sufrieran Lula, Lugo, Dilma y otros dirigentes del campo popular latinoamericano persiguen también a Cristina Fernández de Kirchner. Antes de la sentencia y en una manifestación popular, se produce el atentado a la Vice Presidenta de la Nación, conmocionando al país. Sin embargo, el juicio y las investigaciones no se condicen con su gravedad política e institucional, son acordes a las necesidades del poder. En cambio, piden la cárcel y la proscripción, figura de inhibición política inadmisible en cualquier democracia.

En nuestra provincia, parte del Poder Judicial y lo peor de la política persiguen a varios ex funcionarios del Ministerio de Seguridad, entre ellos Nadia Schujman, militante de Hijos y querellante en los juicios de lesa humanidad. Sin haber aportado prueba alguna, se los acusa de espionaje ilegal. Intentan ocultar lo que desde su función en el Ministerio estos compañeros estaban investigando: un entramado mafioso que tiene vínculos con sectores de la policía, la política y el Poder Judicial.

Bandas narcopoliciales balean y asesinan a diario a vecinos y vecinas de nuestros barrios populares. Como por ejemplo, el caso de Jimi Altamirano, asesinado por las mafias y el de Maxi Jerez de 11 años de vida, baleado junto a tres niños más, en el barrio Los Pumitas. Su familia y toda la comunidad reaccionaron valientemente pidiendo justicia por Maxi y por todos.

La violencia en nuestras barriadas tiene como caldo de cultivo la pobreza y la desocupación. No se la puede enfrentar militarizando, como ha quedado demostrado infinidad de veces. Se necesita resolver la miseria y darle un futuro a nuestros pibes y pibas con políticas públicas, sociales e inclusivas. Y desmantelar las bandas narcopoliciales y enfrentar el narcotráfico y el narcolavado por el cual un puñado de grupos y financieras se enriquecen sin medida con la sangre de nuestros pibes y pibas y la inseguridad de todos y todas.

La derecha muestra hoy su cara más reaccionaria en nuestro país con los Milei, Macri, Bullrich, etc. Ya ha aparecido la cara del golpismo fascista en Perú. Y lo han intentado en Bolivia y Brasil.

Y llegamos entonces en este ejercicio de memoria a este presente con enormes desafíos para superar la desigualdad, la exclusión de miles, la marginación y la pobreza. Nos encuentra luchando en las urnas y en las calles determinados a construir una democracia verdadera al servicio de las mayorías, desde donde:

– Democratizar un Poder Judicial amañado, patriarcal y corrupto.

– Defender la soberanía nacional, las riquezas de la tierra, los recursos naturales, los ríos, los lagos, los puertos y fronteras. Derogación del Decreto N° 949/20.

– Redoblar la lucha y esfuerzos para lograr la recuperación de la soberanía argentina de las islas Malvinas y del Atlántico Sur. Sin olvidar jamás expresar el reconocimiento al coraje de los jóvenes soldados Y que se continúen investigando los delitos que cometieron los represores contra los conscriptos y combatientes en Malvinas, delitos que son considerados de lesa humanidad.

– Ampliando los derechos y defendiendo los conseguidos, que nos garanticen vivienda, trabajo, salud, educación y cultura para todos.

– Demandamos investigaciones a fondo, juicios y condenas de los casos de violencia institucional de nuestra ciudad. Exigimos condenas ejemplares para los policías que están siendo juzgados por la desaparición forzada seguida de muerte de Franco Casco.

– Defender el ambiente de todas las prácticas que envenenan alimentos y aguas y vuelven yerma la tierra.

– Sentencia firme y efectiva para todos los condenados en Argentina por delitos de lesa humanidad. Exigimos la aceleración de las causas por crímenes del terrorismo de Estado, aún pendientes.

– Reclamamos la Ley de reparación histórica pos dictadura para travestis y trans. Lo hacemos con la fuerza que nos dan los 30.000 desaparecidos y desaparecidas. Con la fuerza de nuestro pueblo, con la rebeldía de las mujeres y diversidades y la combatividad de los pueblos originarios.

En este 24 de marzo reafirmamos el compromiso y la determinación a enfrentarlos y derrotarlos. Unidos y unidas a la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos que han conseguido avanzar en las elecciones y sobre todo en las luchas contra la dependencia de sus naciones y la injusticia social.

Desde abajo y colectivamente, los trabajadores y trabajadoras y el pueblo encontraremos los caminos que nos llevarán a la construcción de aquella sociedad soñada por nuestros desaparecidos y desaparecidas.

Unidos no podrán derrotarnos.

Marchamos por la memoria y luchamos por el futuro. Los 30 mil nos convocan hoy y siempre.

30 mil compañeros PRESENTES !!