La producción busca reflejar las prácticas represivas ejecutadas por las fuerzas del Estado sobre los sectores civiles más vulnerables y el ensañamiento con les jóvenes de los barrios populares. A través de testimonios de distintos protagonistas (ex presas y presos políticos por la última dictadura, familiares víctimas de violencias institucional y jóvenes exponiendo malos tratos policiales en la actualidad) grafica las violaciones a los derechos humanos durante las dictaduras y en la democracia de hoy en día. Precisamente, esta explicación es el punto para dar nombre a la proyección. El contenido enhebra la violencia estatal de ayer y hoy para permitir una reflexión en una dinámica de ida y vuelta intergeneracional entre actores.
Luego de ser emitido el documental, se llevó a cabo un conversatorio con un panel integrado por Norma Ríos (vicepresidenta de APDH Argentina), Gloria Canteloro (ex presa política y Coordinadora de recorridos guiados por el Centro Clandestino de Detención Ex Servicio de Informaciones), Eugenia Cozzi (integrante de la Multisectorial Contra la Violencia Institucional) y Germán Campos (hermano de David Campos, víctima de gatillo fácil). El moderador a cargo fue Lucas Massuco, Coordinador Institucional del Museo.
Les integrantes del panel se explayaron y abordaron ejes temáticos transversales a las dolencias (y violencias) en la sociedad: desigualdad, desempleo, la violencia en manos de las fuerzas del Estado, desapariciones, la militancia como forma de vida, el señalamiento y ensañamiento de fuerzas policiales y militares para con les jóvenes y obreras, obreros; y distintas historias de vida y lucha en la cual muchos confluyeron en la defensa por los derechos humanos en distintas épocas.
Un debate para fortalecer la democracia
Norma Ríos, en su intervención narró una historia personal como fue el asesinato de su sobrino a manos de la Policía Santafesina S.A. Esa situación fue el motivo de mayor gravitación para su ingreso a la APDH en el año 1997. “Un claro caso de gatillo fácil”, caracterizó.
Después de contarlo, estableció relación entre dictadura e impunidad, concluyendo que tan dantesco accionar premeditado y luego ejecutado fue posible por el precedente del gen fascista asentado en la justicia y extendido hasta el período democrático. Por consiguiente, graficó la connivencia latente entre jueces, actores policiales y la posterior violencia planificada que azota a los más desprotegidos del sistema. En esta conceptualización, no se guardó críticas para los distintos signos de gobierno que a la hora de tratar la temática “Seguridad”, sólo piensan en sobreabundancia de efectivos de policías. Lo consideró “una deuda del movimiento político”.
Su exposición también se dirigió al tratamiento mediático y cómo un sector social consume esos mensajes. Este análisis lo realizó al referirse a la violencia de la desigualdad ejercida por el capital financiero concentrado, que pareciera no escandalizar tanto como la del pobre que roba para poder comer algo. En ese sentido, “hay que mostrar la violencia del hambre”. Todo esto son condimentos que exigen y tensan la cuerda en pos de reclamar celeridad en la represión del aparato estatal sobre les desposeídas/os y marginadas/os de toda oportunidad.
Por este último motivo, a la hora de esbozar palabras finales, Norma felicitó la iniciativa de los jóvenes Constructores del Museo y alentó a la juventud a seguir comprometiéndose con la militancia para no mantenerse indiferente ante situaciones que nos afligen.
A su turno, Gloria Canteloro, hizo una observación en los ataques a la juventud y el nexo con la “Doctrina Feced” a la hora de hablar de violencia institucional. Basó esta percepción en la finalidad que persigue la violencia estatal que no es otra sino disciplinar a la juventud y el entorno adulto, como también, no es (y no fue) casualidad ensañarse con les jóvenes ayer y hoy, porque son los encargadas/os de “generar motores de cambios”.
Canteloro al referir a cómo comenzar a resolver esta problemática actual en la cúpula de las fuerzas del Estado con actitudes, formas y accionar heredados de la última dictadura, consideró que se debe cambiar la institución y no “mover a uno o dos policías”, dado que la situación reviste carácter de una profundidad estructural.
Precisamente, de esto último mencionado, Gloria comentó las consecuencias: “El joven pobre es descartable a los ojos de las fuerzas policiales”. En la gravedad de este tipo de hechos, destacó el rol fundamental de los organismos para enseñar y dar a conocer sus derechos a los violentados, de modo que puedan ejercerlos cuando son reprimidos. Por esta valiosa tarea, Gloria planteó que el poder político debe darles mayor relevancia a los organismos de derechos humanos en la agenda.
Para terminar, especificó, en materia de derechos humanos, “ningún gobierno ‘regaló’ nada”, en todo caso, algunos se hicieron eco de la lucha. Con esto, puso en valor la larga trayectoria de los organismos y organizaciones en distintos momentos de adversidad; razón por la cual invitó a les jóvenes a hacerse de la política como una herramienta útil y necesaria para no permitir retrocesos en los derechos ciudadanos.
Versión oficial: jueces, policías y el estigma de los grandes medios
La integrante de la Multisectorial contra la Violencia Institucional, Eugenia Cozzi, refirió a prácticas sistematizadas en el poder policial que sufren les jóvenes de barrios postergados. Cozzi homologó este modus operandi a nivel nacional, explicando la existencia de líneas de continuidad en las prácticas abusivas policiales que tienen como resultado final la muerte de les más pobres.
En la gravedad de este escenario, advirtió sobre cómo el tratamiento mediático media con el humor social. Al respecto, señaló la insistencia por parte de varios comunicadores (grandes medios, general) en reproducir la versión policial de los hechos en detrimento de las víctimas y su entorno. Esto es el puntapié para iniciar la construcción de un prejuicio e implícitamente trabaja sobre la peligrosa idea de generar castigos y normas punitivistas como la solución a los problemas de fondo.
Eugenia ejemplificó con el caso Jonatan Herrera. El asesinato se dio en el marco en que la iniciativa política para combatir la inseguridad fue la creación de Policía de Acción Táctica (P.A.T). Dicho grupo responsable, surgió (según la fundamentación del gobierno provincial de aquel entonces) con la finalidad de “actuar en zonas urbanas complejas, mediante acciones de disuasión y neutralización, articulando con las dependencias policiales existentes”. El resultado, está a la vista.
En su conclusión, Eugenia Cozzi destacó como una acción notable, la convergencia entre los actuales movimientos contra la violencia institucional e históricos organismos de derechos humanos.
Germán Campos, hermano de David (el joven asesinado junto a Emanuel Medina por la policía provincial, tras sufrir una feroz persecución en las calles), brindó su sentida experiencia personal y compartió concepciones.
No pasó por alto un tema abordado por Cozzi, como es el prejuicio fundado de manera arbitraria por los medios de comunicación, y aludió a su propia vivencia. Tuvo que soportar ver y escuchar en forma reiterada las dudas que se iban sembrando sobre la víctima, corriendo el eje de discusión sobre la responsabilidad de los efectivos involucrados.
Pese al dolor generado por el tratamiento en la noticia, Germán ilustró que esto no fue coincidencia, sino que forma parte de una connivencia entre jueces y policías, para asentar una versión dominante en la justicia, la cual luego será reproducida como dato “objetivo” por los medios de comunicación. Entonces, detrás de estos casos, lo que se invisibiliza oportunamente, es un accionar que busca quedar impune. Respecto de esto, Campos se explayó sobre el caso de su hermano, en donde hubo ocultamiento de pruebas, implantación de armas y pólvora, y demoras en la investigación.
En este lúgubre panorama, explicitó la utilización de la amenaza policial como herramienta para callar víctimas y testigos. Todas estas acciones forman parte de un aceitado mecanismo enquistado en las instituciones.
Por toda la angustia y stress de tan terrible situación, Germán compartió lo que significó haber logrado condenas a los culpables; y, remarcó la importancia que existan organismos y personas que se involucren y acompañen en las distintas instancias como puede ser una audiencia, porque “termine mal o bien” es reconfortante “que haya gente esperando”.
Texto: Lautaro Ruiz
Fotos Prensa APDH