Apdh Rosario participó del festejo por los 40 años de democracia que se realizó en el Anfiteatro Municipal de Pueblo Esther.
El festival contó con la conducción de Orestes Muñante, bandas locales en vivo e invitados especiales -referentes en la defensa de los DDHH-, que expresaron unas palabras. Entre los oradores se encontraban: Norma Ríos (vicepresidenta de APDH Argentina), Zenón Sánchez (militante sindical y referente del Villazo) y la diputada provincial Matilde Bruera, quienes reflexionaron sobre estas cuatro décadas de democracia, que hoy se encuentra en peligro ante la avanzada de discursos que reivindican el Terrorismo de estado.
Ríos comenzó su alocución agradeciendo a los organizadores por la invitación y solidarizándose con los compañeros y compañeras de Radio FM Enlace, atacada días atrás. A continuación, destacó la importancia del juicio por El Villazo, causa que comenzó este lunes en los Tribunales Federales de Rosario y en la cual APDH es querellante. “No tenemos ningún curro de los derechos humanos. Todo esto es gratis, a pulmón”, enfatizó la también secretaria de lesa humanidad, en referencia al trabajo diario. A la par, relató lo maravilloso de ver la organización de los obreros, los trabajadores y las personas que colaboraron con pequeños aportes, mediante la compra de bonos, para que los compañeros de Villa Constitución puedan viajar al juicio. Destacó que todo se logra así, con trabajo y colaboración y que de esa manera lo vienen haciendo desde hace 47 años cuando se fundó APDH.
Acerca del nacimiento de la Asamblea en el año 75, la vicepresidenta sostuvo que no solo se crearon contra uno de esos grupos terroristas que atacaron a Villa Constitución: la Triple A, sino que no se detuvieron allí y siguieron luchando durante la dictadura y posteriormente, buscando a los desaparecidos y denunciando centros clandestinos de detención. Fue en ese camino que fueron dimensionando el fin económico del genocidio.
Ríos reflexiona que lo que hoy sufrimos, también es consecuencia de ese genocidio y de la propia incapacidad de entender que al igual que en Villa, los gobiernos democráticos también son capaces de generar situaciones de terrorismo de Estado: “Tenemos que estar atentos y atentas, esto no pasa solamente porque hay cuatro militares arriba, el problema es económico. Cuando vienen por algo, vienen por todo, absolutamente por todo”.
Destacó que hoy es un momento amargo, pero que ella es mucho más optimista que otros y cree en la gente. «Nuestra lucha constante contra la indignidad nos hace ver otras cosas, nos hace pensar otras cosas» y en eso ayudó haber estado en la plaza de Buenos Aires por Santiago Maldonado, haber visto el 2×1, haber visto el enfrentamiento a los jueces, como así también ver a tantos compañeros y compañeras cada 24 de marzo. “Ver a esos jóvenes que entienden que esta lucha ya no es para los que hace 40 años, y después de pasar lo peor de nuestras vidas comenzamos a disfrutar de esta democracia” sino que es para ellos, para los que realmente tienen las posibilidades de un futuro distinto al que les quiere plantear el poder.
Por otra parte, llamó a los jóvenes a no ser indiferentes y conocer la historia: «Necesite yo conocer la historia de San Martin para saber que nos pasaba en nuestro país. Esta historia es mucho más cercana, hace 50 años, los protagonistas están vivos», mientras que remarcó que ellos jamás mintieron y que eso se demostró en los tribunales federales con las condenas a los genocidas. “No son tribunales internacionales, no son tribunales revolucionarios. Son los mismos tribunales que condenan a los que roban gallinas” remarcó.
Es por cada lucha dada, por cada juicio que se lleva adelante, que dejó claro que no van a permitir que se vuelva a hacer negacionismo o a reivindicar el horror vivido. Ese horror que los compañeros y compañeras cuentan en los juicios y para el cual no hay palabras: “En los juicios se habla el 1% de lo que pasó en los campos de concentración o en las cárceles, el 1%. No hay palabras en la raza humana que pueda decir lo que pasaron los compañeros”.
La referente de Derechos Humanos observó que mientras a los sobrevivientes les llevó casi 50 años poder contar las torturas y violaciones sufridas, los genocidas callaron esa misma cantidad de años: “Ellos saben todo. Pasan por los tribunales y siguen callados” y de esa manera alimentan a quienes hoy reivindican esos crímenes atroces. “Por eso tenemos que estar atentos, por eso tenemos que conocer la historia, por eso tenemos que leer -aunque a veces nos aburra-, y por eso nos tienen que escuchar -aunque a veces parece que ya lo sabemos-, concluyó.