Los presidentes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Nacional, Eduardo Tavani y Guillermo Torremare iniciaron una gira por distintas regionales del país, visitando en primer lugar la ciudad de Rosario. Con el fin de intercambiar miradas e ideas desde el inicio de su gestión, y con la intención de conversar sobre lo que viene, llegaron a la ciudad el jueves 26 de mayo, luego de posponer tiempos debido ala pandemia de covid.
Al arribar, visitaron la sede que la regional Rosario tiene en el Centro Cultural La Toma, donde fueron recibidos y conversaron con la presidenta, Verónica Gauseño, y la vicepresidenta a nivel Nacional, Norma Ríos. Esa misma tarde, en el Museo de la Memoria, antes de compartir una reunión con compañeres militantes de Rosario y de que tuvieran lugar las actividades programadas en el marco del mes de lucha contra la violencia institucional, los presidentes dialogaron con el equipo de prensa de APDH Rosario y periodistas presentes.
El primero en tomar la palabra fue Tavani, quien agradeció el recibimiento y comentó: “Vinimos a encontrarnos o a reencontrarnos con compañeras y compañeros de la regional Rosario, una regional que es muy valorada por la APDH Nacional, que les reconoce enorme empeño y tarea militante desde hace tantos años”; y agregó: “La primera salida de lo que es nuestra gestión, queríamos hacerla aquí, visitar a la regional, visitar Rosario”.
UN LARGO RECORRIDO. LA TAREA DE UN ORGANISMO.
La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos lleva 45 años de trabajo incesante en la defensa por los derechos humanos y actualmente cuenta con más de 34 regionales en todo el país. En este recorrido, Tavani destacó el trabajo en distintos campos, en el cual “el proceso de memoria, verdad y justicia es la bandera fundamental”. Caracterizó a esta premisa como una base, el leitmotiv para dar cuerpo y funcionamiento a las luchas del organismo.
Destacó la importancia del trabajo militante permanente en otras áreas, como lo son la violencia institucional, pueblos originarios, género, diversidad y la niñez. Un amplio abanico del cual forma parte una variada agenda de luchas.
Consultado sobre cómo graficaría las tareas que realiza APDH con sus regionales en un contexto de violencia y desigualdad, en donde a la política le falta dar respuestas, Tavani resaltó la tarea militante comprometida con la defensa de los más vulnerados, y destacó que más allá de vivir en una democracia lánguida como algunos definen, desde el organismo trabajan continuamente en las denuncias de las violaciones que observan. “El organismo que es el que nosotros representamos, junto con otros organismos hermanos, lo que hacemos es señalar las problemáticas que atraviesan a nuestra comunidad, pero fundamentalmente a los sectores que reconocemos como los más vulnerables y codo a codo trabajamos con esos otros organismos”, explicó.
Por su parte, Guillermo Torremare se refirió a la evolución en los juicios de lesa humanidad y recordó los años de impunidad hasta la reanudación de los juicios en 2006: “Desde esa fecha hasta hoy hemos logrado la condena de 1058 genocidas”. Para el abogado, “no es poca cosa” en comparación con las experiencias mundiales y el proceso de juzgamientos en la transición a la salida de las dictaduras. No obstante, teniendo en cuenta la magnitud y brutalidad del último golpe, “sería poca cosa si uno tiene en cuenta que en Argentina funcionaron más de 600 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio”.
En ese sentido, los presidentes dieron cuenta de un balance positivo, considerando el hecho de reivindicar cada vez más la memoria como una acción que motoriza. Poder “llevar la verdad a tanta victima que ha luchado tantos años buscando saber algo sobre lo que ocurrió con sus seres queridos”, y las condenas logradas hasta el momento (además de los juicios que se están desarrollando, en los cuales APDH es querellante) dan prueba de eso. “Nadie puede en su sano juicio, con argumentos atendibles, plantear que los juicios no son una política de Estado importante en Argentina. Así que el balance, en mi juicio y más allá de todo lo que falta, es positivo”, remarcó Torremare.
A lo largo del diálogo, un punto abordado fue el negacionismo, tema que algunos sectores más reaccionarios suelen utilizar como método de deslegitimación de la lucha de los organismos de derechos humanos. En primer lugar, Guillermo hizo un recorrido y conexión entre el avance de las derechas políticas en Argentina y la consolidación de modelos neoliberales, mencionando que ambas van de la mano con el negacionismo. “Hay un vínculo indisoluble entre las políticas neoliberales y las miradas negacionistas del pasado”, caracterizó. Sostuvo que el movimiento de derechos humanos no viene a suplantar a los partidos políticos, pero si a expresarse en contra de políticas neoliberales, porque no respetan derechos humanos, “así como no respetan derechos en cuestiones económicas, culturales, ambientales, educativas”. Torremare no tuvo rodeos para describir el trato en derechos humanos de ese modelo político-económico, y afirmó: “No tienen ningún respeto por la memoria histórica argentina y por el genocidio que se vivió en Argentina”.
Al analizar cómo se avanza en la discusión del tema, señaló que, si bien en otros lugares del mundo ya se avanzó en penalizar estos discursos, en Argentina hay un debate pendiente, al cual considera próximo a plantearse en el escenario político argentino. Por ello, destacó la importancia del rol de la educación en esto. Reflexionó que en este actor social deben existir políticas de memoria y derechos humanos vinculados al ámbito educativo, para así poder generar convicción social acerca de lo ocurrido.
MEMORIA COLECTIVA
Finalizado el intercambio, los presidentes presenciaron la proyección de “La Memoria Inquieta: Presentes, ahora y siempre”, el último capítulo de la serie documental coproducida por Unicanal. Posterior a su emisión, contó con un panel-debate del cual participaron Norma Ríos (vicepresidenta de APDH Argentina), Gloria Canteloro (ex presa política y Coordinadora de recorridos guiados por el Centro Clandestino de Detención Ex Servicio de Informaciones), Eugenia Cozzi (integrante de la Multisectorial Contra la Violencia Institucional) y Germán Campos (hermano de David Campos, víctima de gatillo fácil).
Luego del panel, les jóvenes del grupo Constructores Territoriales en Derechos Humanos que se forman en el Museo de la Memoria, presentaron el proyecto “Mapeo de Violencia Institucional en Rosario”. La propuesta busca relevar y revelar situaciones de violencia institucional en distintos barrios de la ciudad, a partir de encuestas completamente anónimas.
A la par dialogaron con el público presente y compartieron sus experiencias en los recorridos barriales que realizan diariamente. Pusieron el eje en la naturalización de las detenciones policiales a les jóvenes de barrios populares y problematizaron este ejercicio abusivo del poder por parte de las fuerzas policiales. Les constructores territoriales realizan un trabajo articulado entre el pasado y el presente analizando distintas prácticas abusivas.
Texto: Noelia Castañeda
Fotos: APDH Rosario