Por Gabriela Durruty*
Este miércoles 30 de mayo se llevó a cabo una nueva audiencia en el juicio oral por la Causa Feced III. Los testimonios de esta jornada ante el tribunal fueron tres. El primero de ellos fue el de Liliana Gómez, ex detenida política, miembro de la Mesa Directiva de APDH Regional Rosario y Consejera de la Asamblea a nivel nacional.
Su relato fue conmovedor. No solo dio cuenta de su propio cautiverio y tormentos en el Servicios de Informaciones (SI), sino que además describió a cada represor que pudo identificar, les asignó un rol en la mecánica terrorista del Estado en el centro clandestino donde fue derivada apenas secuestrada.
Luego amplió su testimonio en relación a la situación propia y de muchas compañeras en los penales de Alcaidía y Devoto.
Liliana se refirió a dos hechos emblemáticos: un pretendido «juicio militar» que le realizaron con los ojos vendados, donde fue obligada a firmar sin leer una declaración y «sentenciada» a cuatro años de prisión por este supuesto «juez» a quien nunca vio. Luego el Juez Tschopp, en el Tribunal Federal, la sentenció a idéntica cantidad de años, para ser luego absuelta por la cámara federal.
Luego contó cómo tuvo que solicitar al ejército que le extienda una autorización a la universidad para que se le permita retomar sus estudios.
Estas dos últimas cuestiones establecen en forma muy gráfica que no solo las fuerzas de seguridad en general pasaban a la órbita del Comando del Segundo Cuerpo del Ejército sino que las instituciones en general, lamentablemente también el Poder Judicial, se subordinan a la autoridad de los usurpadores del poder estatal.
Su testimonio culminó con un aplauso cerrado del público. Su esfuerzo militante de décadas es uno de los que sostienen los procesos de Verdad, Memoria y Justicia más allá de cualquier variable en los contextos políticos, prestó valiente declaración con el aparato represivo intacto apenas recuperada la democracia, y sigue haciéndolo 40 años después.
Durante esta audiencia también prestó declaración Jorge Magnani, quien dio cuenta de los terribles tormentos que sufriera Pedro Galeano, «el correntino», un compañero que fue asesinado luego de ser sometido a torturas indecibles en el SI, cuyo caso por primera vez es ventilado ante el TOF2.
Finalmente declaró Horacio «El Pollito» Dalmonego, secuestrado cuando apenas cumplía sus 18 años y sometido también a los tormentos que sistemáticamente se aplicaban en ese centro clandestino de detención.
Dalmonego brindó detalles de la situación de los detenidos por razones políticas en la Unidad Penal Nº1 de Coronda, centro neurálgico del sistema penitenciario dedicado a presos políticos durante la última dictadura en nuestra provincia, acreditando claramente cómo la patota que operaba en el SI podía «retirar» presos de Coronda y regresarlos al centro clandestino para ser interrogados e incluso desaparecidos como el caso del compañero Daniel Gorosito, cuyo caso también llega por vez primera a un juicio oral, a pesar de los esfuerzos que su compañera realizara en ese sentido desde el momento mismo de su secuestro.
*Abogada querellante por la APDH en la Causa Feced III