La presidenta de APDH Argentina, quien además presidió durante muchos años la regional de la organización en Rosario, donó al Museo de la Memoria unos 20 mil documentos que forman parte de un archivo invaluable recopilado durante más de 25 años de lucha y militancia.
Norma no sólo abrió las puertas de su archivo a los trabajadores del Museo sino también las de su corazón ya que sus primeros pasos en la APDH tuvieron que ver con uno de los momentos más tristes de su vida: el asesinato de un sobrino. Así comenzó a transitar un camino que la llevó a recorrer otros caminos en donde la lucha se transformó en colectiva. Hoy sigue por esos senderos y nos cuenta como fue todo el proceso de donación del material que atesoró en dos habitaciones de su casa durante todos estos años.
– ¿Por qué decidiste donar todo ese material recopilado durante décadas?
– Norma Ríos: La decisión de alguna manera fue colectiva, pero obviamente quedaba en mis manos porque el archivo era mío. Hay muchas cosas que son de la APDH pero es un registro personal de diarios, fotos y filmaciones, acopio del material entregado por gente que tiene que ver con un trabajo personal de horas, de invertir dinero durante 25 años. Fue importantísimo hacerlo, me llevó un tiempo ir entregándolo porque en realidad era como dar una parte de mí misma. Me costó mucho entregar ese material, original en muchos casos, de una época donde no había internet. Muchos comenzaron a hacerme ver que lo que tenía era invaluable y muy importante, tenía dos habitaciones llenas de cajas y biblioratos.
– ¿Por qué elegiste el Museo de la Memoria de Rosario?
– N.R.: Yo fui una de las personas que a través de la APDH había enfrentado a Cabanillas(I), habíamos peleado y defendido tanto al Museo de la Memoria, que pensé qué objeto tendría ese lugar sino preservar justamente toda nuestra memoria. Pero necesitaba que se dieran determinadas condiciones como fue la incorporación por concurso de la compañera Viviana Nardoni. Ahí es donde decido que a través de ella y el trabajo de las abogadas Gabriela Durruty y Julia Giordano, más la incorporación de Natalia Chetti y Leonardo Simonetta, dos archivistas que están haciendo un trabajo extraordinario. De hecho les permitir venir a buscar el material a mi casa algo que no hago generalmente.
– ¿Qué significa para vos que todo ese material recopilado en años de militancia esté a disposición del Museo y del público?
– N.R.: Era parte de mi vida, la más importante, porque yo me incorporo a la APDH por el asesinato de mi sobrino. De ahí en más ni un día dejé de hacer esto. Fuimos registrando todo. La carpeta de mi sobrino todavía no la entregué, es más la voy a prestar para digitalizar solamente. También logré entregar todos los papeles de cuando mi marido, Enzo Tossi, estuvo preso. Había una caja que hacía más de 30 años que no había querido abrir porque me daba pudor, porque había datos y cosas de su vida anterior a conocerme. Cuando definitivamente nos decidimos y la abrimos nos encontramos que estaban los datos que habíamos estado buscando por todos lados (dirección de donde vivía cuando lo detuvieron, por ejemplo, para tramitar la pensión). Estaba hasta la firma de la libertad de la cárcel de La Plata. También significa una parte muy importante de la historia de la APDH de los últimos 26 años. Hay material de los años ‘80, hay originales de actas, fotografías de encuentros que no tiene nadie. Por ejemplo documentos del pedido del cuerpo de Masetti en Orán, Salta, y el de un guerrillero cubano que había caído en nuestras tierras en la primera guerrilla que se conoció en la Argentina. También la denuncias que hicimos en 2001 por todos los hechos ocurridos en Rosario, documentación filmada de cuando tomamos el ingenio de Ledesma en San Martín en Jujuy con Nora Cortiñas, las entrevistas y trabajos originales de Bayer, entre muchas otras cosas.
– De todo lo que entregaste, ¿Cuál crees que es el documento más importante?
– N.R.: Lo más importante que hay, y que seguro lo tiene muy poca gente, son los carteles originales que hacíamos, uno por ejemplo con la foto de Ziteli, que sacó uno de sus fieles en la capilla y me la trajo para el escrache. Originales de volante que en esa época se hacían con fotocopias cortadas y pegadas o fotos pegadas, escritos a mano, a máquina. Todo lo que fueron los 5 o 6 años de la Comisión de Escrache de Rosario, que fue una unidad de acción colectiva impresionante, de la cual quedan muy pocos recuerdos porque desde el 2003 vino una época donde la historia se sesgó. Con esa comisión se llevó a los represores al banquillo de los acusados, hoy los que no están muertos están condenados. Eso en el sentido histórico. En lo personal lo más importante es todo lo guardado durante el proceso de lucha por la justicia por la muerte de mi sobrino. Me costaba mucho desprenderme o mostrarla. Uno de los puntos fundamentales del convenio de la entrega de material es que no está permitido comercializarlo, hacer un libro y venderlo. Y la otra es que rodo material que sea sacado o registrado de ese archivo que tenga citada la fuente. Hay infinitos temas en el archivo, yo misma me sorprendía cuando sacaba los papeles y los miraba, encontraba cosas de las que me había olvidado. Desde intervenciones para que a alguien le hagan un estudio médico que le salvara la vida, hasta papeles de la cooperativa de pescadores que ayudamos a conformar, papels sobre un policía que lo trataron de loco durante 20 años porque no quería torturar y logramos que lo reincorporen a una comisaría, cosas a veces graciosas, insólitas, terribles, graves. Videos, artículos y fotos que marcan la coherencia de esta organización en el tiempo.
Organizar y clasificar
Una vez llegado el material al Museo de la Memoria de Rosario, quedaron en las manos de los profesores Natalia Chetti y Leonardo Simonetta, miembros del Centro Documental “Rubén Naranjo” de este espacio. Quienes se encargaron de organizar, clasificar y rotular documentos y biblioratos.
“Nosotros recibimos el material y comenzamos a pensar, junto a Norma, cuáles eran las líneas internas que le daban lógica y entidad en tanto fondo documental y cuál sería la mejor forma de organizarlo a fin de que las nuevas generaciones puedan acceder al mismo, teniendo presente que estamos frente a un acervo documental valioso en torno a la lucha, defensa y divulgación de los derechos humanos de nuestra región”, afirmaron Natalia y Leonardo.
Ambos explicaron cuál fue el paso siguiente: “Luego de una evaluación general, vimos que los documentos se encontraban en muy buen estado de conservación y pudimos directamente pasar a la instancia de organización. Hicimos un recorrido por la documentación de cada bibliorato y nos pareció pertinente hablar de tres grandes corpus: uno, al que titulamos provisoriamente “Terrorismo de Estado” se corresponde con acontecimientos y acciones propios de la época de la última dictadura cívico-militar o situaciones más cercanas a nuestro tiempo, pero relacionadas directamente con ese momento histórico. El segundo corpus es “Vulneración de Derechos en Democracia”, con temáticas como “Gatillo Fácil” o “Criminalización de la Protesta”, entre otros. Cada uno de ellos contiene subtemas que se desprenden pero que juntos permiten comprender el escenario político social y económico en el cuál y para el cuál se diseñaron las diferentes estrategias de intervención y acción de la organización, remarcando también la fecha de su nacimiento como tal. Y, finalmente, lo que Norma denominó desde un primer momento como “Archivo de contexto”, es decir, un nutrido corpus de noticias, investigaciones, etc., sobre el contexto histórico nacional e internacional en que se daban graves situaciones de violación de las libertades y de los derechos humanos y en el actuaba la APDH”.
Para Natalia y Leonardo lo más relevante de este archivo es que, por un lado, acercar a la población un corpus documental muy rico sobre un abanico de problemáticas sociales de distintos momentos históricos y que tienen total vigencia en el presente, cuestiones que llaman a interpelarnos sobre las continuidades tanto en los conflictos sociales como en las estrategias de lucha y resistencia hacia políticas que afectan a los ciudadanos. Por otro lado, se pone en evidencia la acción continuada de un organismo de derechos humanos desde el momento mismo de su creación y muestra la complejidad de su tarea. En este sentido, el archivo es importante pues el mismo nos permite aprender, conocer y rescatar experiencias en torno a la defensa de los derechos humanos no solo en momentos críticos -como lo fue la dictadura cívico militar en nuestro país y el cono sur latinoamericano- sino sus repercusiones en regímenes democráticos.
“El conjunto de documentos es un testimonio vivo de solidaridad, compromiso con la vida, de creación y recreación, de ingenio para romper barreras tales como la divulgación: hacer de la nada (o con escasos recursos económicos) una acción que llene las tapas de los diarios locales, nacionales y extranjeros para que la impunidad no le abra las puertas a los genocidas como fueron las actividades desarrolladas por la Comisión Escrache, por citar sólo un ejemplo”, agregaron.
Hoy el archivo, que todavía se encuentra en proceso de organización está distribuido en cajas, que para darnos una idea ocupan 26 metros lineales, compuestos de unos 20 mil documentos.
“La presencia de esta valiosa documentación en el Centro Documental del Museo de la Memoria de Rosario es importante porque da cuenta de la historia de la defensa y divulgación de los derechos humanos en la ciudad y la región a partir de la creación de organizaciones como la APDH en un momento crítico en lo que se refiere a la vulneración de derechos humanos durante la última dictadura cívico-militar y su correlato en el presente”, concluyeron Natalia y Leonardo.
(I) Eduardo Rodolfo Cabanillas era jefe del Cuerpo de Ejército II cuando la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) pidió su relevo inmediato, con el argumento de que su ascenso en el Senado había sido determinado sin contar con datos clave de su carrera: el militar revistó en comisión en la SIDE y en el centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde fue uno de los jefes.
Que hermosa historia de vida! !! Cuanta lucha y que brillante decisión de donar los archivos. Cuando ande por Rosario voy a ir a ver «Violación de derechos en democracia » Fuerte abrazo! ! ! La lucha continua